2006-04-22

Ombligo ansioso.


Pesadillas. Al menos media docena de veces en las últimas dos semanas.

Abandono, celos, rabia, aislamiento, autocompasión, desorientación, egoísmo, angustia, agobio. Una vez tras otra. Y despertarme con disgusto hacia mí misma, y triste.

Y sin embargo, en la "vida real", aparentemente, no hay nada que justifique esta situación. En algunos temas, puede haber ido mejor, pero aun así; además, R no es el único centro de estos sueños, ni encaja con más de un par de estos temas.

¿Intuición de problemas reales que no dejo pasar a mi mente consciente?
¿Simbolismo de este abatimiento que arrastro últimamente?
¿Síntoma de algún transtorno fisiológico... o de algo tan vulgar como mis malos hábitos alimenticios?

Aj, en cualquier caso, a pesar de que duermo mis ocho horitas diarias (¡quién me lo iba a decir hace no tanto tiempo!), empiezo a no descansar... Algo hay.
Estaré alerta para no dejarme arrastrar. ¡Para algo he pasado por todo un crecimiento en el último año y medio! Ahora tengo recursos para nadar contra corriente.

Espero.

2006-04-19

Dos para hoy - Corrientes subacuáticas.


Es complicado discernir por qué de vez en cuando necesitamos alejarnos de lo que tenemos cotidianamente, aunque sólo sea para alegrarnos y disfrutar cuando volvemos a ello.

Por qué el Jardín Botánico es otra cosa que la realidad de los árboles y el río y las huertas día a día al alcance de la mano. Por qué los troncos de sus árboles son al tocarlos como la piel de elefantes dormidos, que casi la notas respirar bajo tu palma.

Por qué las ideas y los proyectos surgen y se desvanecen al pasear entre plantas que por fin existen más allá de las fotografías de catálogo, y anotas mentalmente -en notas que se disipan como si fueran musicales, ¡memoria acuática!- que tal o cual planta crece contenta en donde falta sol, o que esta pequeña bulbosa de campanillas blancas debe de ser mucho más resistente y tenaz de lo que aparenta, tan frágil, cuando asoma sus cabecitas en todos y cada uno de los parterres.

Verde, verde, rojos y fucsias; iris morados de terciopelo, tan oscuros como advertencias sensuales; Potentillas y Parodias Magníficas -foto para R, esto le va a gustar-; mirlos descarados, una paloma que no es tórtola ni torcaz, gorda y torpe como un dodo. Un árbol de minúsculas rosas, árbol excesivo y desbordante como un tumor perfumado, rosas minuciosas y perfectas y delicadas...

Un reloj de sol con una libélula, hecho en lo que prefiero imaginarme como bronce, que no lo es, pero ¿y qué más da? Quiero verlo en mi modesto balcón, entre las capuchinas.

Y vuelvo a sustraerme a la maravilla madrileña, y regreso a mi cotidianeidad de provincias.
El orgullo de que este año se me vayan a dar tan bien esas pequeñas orquídeas bulbosas, fucsia intenso, tres macetas este año, una familia entera de brotes en cada una. Volveré a Pagoeta algún otro abril... Las recias hierbas de flores efímeras de un azul increíble, me temo que las he perdido, y me apena como si se me hubiera escapado un pájaro. ¿Conseguiré sacar del coma ese potos que me acompaña desde hace tantos años como dura ya mi vida fuera del hogar -hay que llamarlo de alguna forma- familiar -idem de idem-?

Hoy al regar una orquídea le he dado un buen susto a un escarabajo precioso, una joya iridiscente en verde y naranja, grande como la última falange de mi meñique. Con el frío del agua, se ha quedado letárgico por un rato. Movía la cabecita lentamente a un lado y a otro, ¿tienen cuello los escarabajos? Sus patitas de alambre deshilachado en verde neón, en pavo real.
Me pregunto si es una cetonia, y me viene al recuerdo la imagen del Hombre de las Cetonias de Durrell en Corfú, con una nube de escarabajos tornasolados a su alrededor... Lo es, es una cetonia, gracias Buscador de imágenes; gracias, Durrell.

A veces no hace falta viajar, no. Pero crea hermosos paisajes de recuerdos e imaginaciones.

My own private Pequeño Saltamontes

Ejercicios para poner a prueba tu capacidad de mantener el espíritu relajado.

Intenta desayunar a gusto en el balcón, mientras el cenutrio del piso de al lado mantiene a todo volumen su ¿música?
CHUNTA CHUNTA CHUNTA ¡¡DIMEN-SIÓON!! ¡¡DIVER-TIDAA!! ¡¡DIMEN-SIÓON!! ¡¡DIVER-TIDAA!!
Y, por Dios, ¡si Chimo Bayo ya estaba pasado de rosca en mi época! Pues no, ahí vuelve: ¡¡EXTA SÍII!! ¡¡EXTA NOOO!!
Y esos constantes acordes de sintetizador, que en su momento parecían modelnos y futuristas...

Ooohhmmm, pequeño saltamontes, recuerda que ellos pasarán y tú permanecerás. Aunque sólo sea porque son unos alquiloides insustanciales.

A pesar de que la situación me eriza las neuronas, no puedo dejar de advertir que el vecinito que está tendiendo la ropa en el balcón tararea y silba su "música". Si compartiéramos gustos musicales, la escena sería de lo más bucólica. Y lo de los gustos es algo que no merece un momento de rabia... Me abstraigo. Sustituyo mentalmente el chunta-chunta por, no sé, los Beatles. Y me vuelvo al balcón a desayunar.