My own private Pequeño Saltamontes
Ejercicios para poner a prueba tu capacidad de mantener el espíritu relajado.
Intenta desayunar a gusto en el balcón, mientras el cenutrio del piso de al lado mantiene a todo volumen su ¿música?
CHUNTA CHUNTA CHUNTA ¡¡DIMEN-SIÓON!! ¡¡DIVER-TIDAA!! ¡¡DIMEN-SIÓON!! ¡¡DIVER-TIDAA!!
Y, por Dios, ¡si Chimo Bayo ya estaba pasado de rosca en mi época! Pues no, ahí vuelve: ¡¡EXTA SÍII!! ¡¡EXTA NOOO!!
Y esos constantes acordes de sintetizador, que en su momento parecían modelnos y futuristas...
Ooohhmmm, pequeño saltamontes, recuerda que ellos pasarán y tú permanecerás. Aunque sólo sea porque son unos alquiloides insustanciales.
A pesar de que la situación me eriza las neuronas, no puedo dejar de advertir que el vecinito que está tendiendo la ropa en el balcón tararea y silba su "música". Si compartiéramos gustos musicales, la escena sería de lo más bucólica. Y lo de los gustos es algo que no merece un momento de rabia... Me abstraigo. Sustituyo mentalmente el chunta-chunta por, no sé, los Beatles. Y me vuelvo al balcón a desayunar.
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