2007-04-17

Ah!

Había olvidado una de las cosas que más placer me dan, de tener Internet a mano. Es encontrar una frase, una imagen, algo, que me centra por un momento y me hace tener la sensación de estar a punto de comprender, de intuir. Y correr al teclado a pincharlo en el tablón. A compartirlo.

"Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa sabiendo confusamente que tienen una." (Voltaire)

Hablando de borrachucerías. Qué sábado, señores. Para no repetirlo. Sabía que me tocaba una explosión de tristeza y de rabia, pero ¡qué manera de complicarse las cosas! Por suerte, dentro de lo malo, me parece que los daños colaterales fueron los menos posibles. Como cuando un soldado se tira encima de la granada para que ésta machaque lo menos posible a sus compañeros. En este caso, protegiendo a la gente que me rodea y a la que no quiero ver implicarse en mis miserias: para qué arriesgarme a hacer daño... o a la decepción. O, en otro plano, protegiendo mis parcelas neuronales más sanas, todavía a salvo del cancro (¡qué bonita pedantería, qué bien encaja el sonido!).

Vaya. Que podía haber sido peor.