2005-10-11

Al hilo de aquellos que están al otro lado del hilo

LO ESENCIAL Y LO SECUNDARIO
Javier Marías, El Semanal, 4 junio 2000

La remuneración de este artículo habré de enviársela a un joven mexicano con el que me carteo desde hace años y al que sólo he visto una vez, cuando en 1998 visité su ciudad, el Distrito Federal. Porque voy a transcribir aquí parte de una carta reciente suya –que quizá les ponga los pelos de punta, mejor advertirlo, en domingo-, y luego les haré un par de preguntas. Mi amigo me había comentado que otro antiguo corresponsal mío de allí, al que no conoce personalmente pero sí por sus libros y sus artículos de prensa, había recibido una paliza de las de hospital, y yo le había preguntado al respecto. Por razones obvias, dado lo que sigue, prefiero no mencionar nombres verdaderos. Esto es lo que me comentó Ernesto:

“En cuanto al asunto de Roberto Villanueva, todo es más truculento de lo que supones. Resulta que desde hace unos cinco años, en Ciudad Juárez, entidad fronteriza con los Estados Unidos, vienen cometiéndose asesinatos en serie. Hasta la fecha han muerto unas doscientas mujeres en crímenes de contenido sexual. Nuestras autoridades poco han hecho. El FBI no averiguó nada en claro. Incluso un paisano tuyo no dio con nada concreto. Repentinamente se fabricó un culpable. Éste resulta ser un individuo de origen egipcio con pésimos antecedentes; fue detenido y permanece preso. Lo más curioso es que siguen muriendo mujeres de la misma forma. Roberto Villanueva, con su proverbial manía de inmiscuirse donde no lo llaman, empezó a escribir sobre el tema defendiendo la causa del Egipcio y se unió a la abogada de éste para preparar un libro que, curiosamente, pretenden publicar bajo el sello de la compañía donde yo trabajo. Todo hace suponer que Villanueva y la abogada tienen razón. Al parecer, los responsables de los crímenes conforman una organización delictiva dedicada a la producción de películas snaff o algo así, y a la trata de blancas en servicios de prostitución que incluyen su muerte”.
Hago aquí un inciso para explicar que el término es snuff (la expresión coloquial to snuff it equivale a nuestro “diñarla”), y que se aplica a un tipo de películas pornográficas que –a veces tras torturas- concluyen con la muerte real, no fingida ante la cámara, de la mujer protagonista. Esas mujeres ignoran, naturalmente, que ése va a ser el final infeliz. El alquiler de estas cintas o vídeos cuya “gracia” consiste en ver cómo es asesinada una mujer pobre es al parecer carísimo, y al alcance sólo de hombres ricos. La primera vez que la gente normal supo de su existencia fue en 1979, en una película del director Paul Schader (también guionista, por ejemplo de Taxi Driver de Scorsese) titulada Hardcore y, si mal no recuerdo, Un mundo oculto en España, y en la que el gran actor George C. Scott interpretaba el papel de padre en busca de su hija desaparecida, que poco a poco va descubriendo una red criminal inimaginable. Luego ha habido numerosas películas, incluso españolas, que se han inspirado o han plagiado directamente la de Schrader. Prosigue mi joven corresponsal mexicano:
“Tal vez la policía esté implicada. Todo es un misterio también relacionado con satanismo. Hace poco, en una casucha perdida en medio de la nada, apareció una mesa grande de madera donde algún dibujante de la banda representó varios de los crímenes. El caso es que el primer editor en que Villanueva pensó para su obra recibió amenazas de muerte y declinó la publicación. Semanas después la abogada y su hijo recibieron una ráfaga de metralleta. Por fortuna, sobrevivieron. Por esos días Villanueva sufrió un asalto en plena calle. Lo tuvieron secuestrado unas horas y lo lastimaron con lujo de violencia, al grado de dejarlo sin consciencia. Cuando lo liberaron fue a dar al hospital: tenía varios huesos rotos y una hemorragia cerebral. Permaneció internado semanas, hasta superar el peligro de muerte. Dicen, sin embargo, que presenta secuelas neurológicas. En fin, toda una desgracia. Pero a pesar de todo siguen trabajando en la obra. No sé qué va a pasar.” Y Ernesto añade con estoicismo: “Bueno, ya te conté una historia”; y luego, tras su firma: “Desde esta tierra sin ley.”
Bien, cuando les hayan vuelto a su sitio los pelos, les haré las dos preguntas. Primera: ¿les suena a algo lo de ametrallar, amenazar de muerte, pegar palizas, asesinar periodistas, autoridades que poco han hecho? Eso es lo esencial, los motivos son secundarios. Segunda: ¿les suena a algo lo de doscientas mujeres muertas, siempre por hombres? Eso es lo esencial. No cambia mucho que aquí las maten de una en una, ni que sean sus maridos, novios, amantes, ex-maridos, ex-novios o ex-amantes. Les gusta rajarlas. Y también descuartizarlas. O rociarlas con gasolina y echarles una cerilla. Las queman vivas. Eso es lo esencial. Que lo filmen o no es tan sólo secundario.
(Este artículo se escribió en el año 2000. A día de hoy, 11 de octubre de 2005 -- por supuesto, la cuenta de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez no se ha detenido: aunque no sé si suponer que las cifras de "feminicidio" que se dan -¡431 asesinadas!- corresponden tan sólo a este snuff-caso, y que ninguna de ellas es una víctima de un tipo de violencia, digamos, más habitual. A este respecto, y por si a alguien le apetece polemizar, ver http://www.periodistadigital.com/gente/object.php?o=184310 y http://www.cimacnoticias.com/especiales/ciudadjuarez/)

1 Comments:

Blogger Siete said...

Me has encogido el estómago, de verdad. Por una y otra cosa. Cuánto horror en el mundo y a veces qué enanos nos sentimos ante ello... No sé hasta qué punto podríamos hacer algo, porque con estar muy concienciados pero inactivos no basta, aunque es más que nada...
bof.

11:14 a. m., octubre 11, 2005  

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